13 - El ataque al museo egipcio

28.06.2015 20:34

CAPÍTULO 13

EL ATAQUE AL MUSEO EGIPCIO

 

     Ha transcurrido 3 semanas.

 

     PJ y Marina se encuentran recorriendo las calles londinenses, mirando en las tiendas algunos artículos para caballeros, ya que la pelicastaña busca el regalo perfecto para su novio, quien cumplirá años la semana siguiente. – Dios mío, aún no sé qué le voy a regalar a Chris…

– Él es tu novio, ¿y no conoces sus gustos?

– Marina, él ha pasado la mitad de su vida en el Imperio de las Sombras. Estando allí ha desarrollado unos gustos… muy extraños.

– ¿Será por eso que se fijó en ti? – Al oír esto, PJ hace una mirada de reojo. Su prima solamente se limita a reír. – Estoy bromeando, tontita.

– Sí… claro…

– ¿Estás enfadada conmigo? – No hay respuesta, la griega  sólo se limita a caminar, sin mirar a su consanguínea, dejándola confusa y algo preocupada. – ¿PJ?

 

     PJ se detiene, sonriendo levemente. – Estoy bromeando, tontita.

– ¡Eso fue muy cruel! – Protesta la peliazul, alcanzando a su prima, disponiéndose a caminar hacia otra tienda, y continuar en la búsqueda del regalo ideal para el otrora Lord Inferno.

 

***

 

           

     Dos horas después, las primas aún recorren las tiendas, en esta ocasión se encuentran en un centro comercial.

 

     Mientras observan los artículos tras las vitrinas, PJ puede notar que, cerca de ella, se encuentra alguien que le resulta muy familiar: Es Johnny, el mesero de la cafetería frente al museo egipcio. Este último dirige su mirada hacia las adolescentes, reconociendo a la pelicastaña, así que se acerca a ella. – Hola. ¿Tú eres amiga de Jade, cierto?

– Sí, claro.

– ¡Perfecto! – Él entonces toma las manos de su interlocutora, mirándola fijamente con ojos llenos de esperanza. – Oye: De verdad, necesito tu ayuda.

 

***

 

     Los jóvenes se encuentran sentados en un banquillo. El chico está cabizbajo y nervioso. – Yo… nunca pude darle a Jade un buen regalo de cumpleaños.

– Pero… – replica PJ. – Su cumpleaños fue hace dos meses.

– Ya lo sé. – Responde Johnny, avergonzado y más nervioso que antes. – Pero quería reunir el dinero suficiente para obsequiarle algo especial… – entonces, él se sonroja. – E invitarla a salir.

– Aww qué romántico. – Interrumpe Marina. – En estos casos es válido el dicho de “más vale tarde que nunca”.

– ¿Y cómo podría ayudarte?

– Bueno, tú la conoces, me gustaría saber qué tipo de cosas le gustaría, no lo sé… ¿un vestido, quizás?

– La verdad… – La pelicastaña queda algo cabizbaja. – aunque nos tratemos y todo eso, no la conozco lo suficiente como para poder decirte cuáles son sus gustos exactos. Salvo que le apasiona todo lo que tiene que ver con la cultura egipcia.

– Podrías obsequiarle un accesorio. – Añade la peliazul. – Tal vez unos aretes o un collar con algún motivo asociado a lo egipcio.

– Puedes también llevarla a cenar. – Acota PJ. – Tal vez en algún restaurant árabe.

– Me gusta esa idea. – Concluye el chico, esta vez con una amplia sonrisa. – Haré justo lo que me sugieren ustedes. –  En esto, él se levanta, dispuesto a marcharse. –  Muchas gracias por su ayuda. ¡Adiós!

– ¡Adiós! – Responden las primas al unísono. Luego se levantan y siguen de compras.

 

***

 

     Son alrededor de las 4:10pm. Las adolescentes se dirigen a la parada de bus, siendo Marina la primera en hablar. – ¿Crees que a tu novio le guste lo que le compraste?

– Estoy segura de que le encantará. – Responde la griega, con una suave sonrisa dibujada en sus labios. – Apenas vi esto, pude ver a Chris en él.

– ¡JÓVENES! – Ambas dirigen sus miradas hacia el origen de esa voz: Se trata de Gaia, quien tiene un rostro lleno de preocupación. – ¡Al fin las encontré!

– ¿Qué sucede, Gaia? Estás muy alterada.

– Un nuevo ataque, joven Marina.

– Debe haber aparecido una nueva runa. – Expresa PJ, mirando a su prima llena de determinación. – Debemos actuar.

 

***

 

     Muchas personas corren despavoridas ante un nuevo ataque enemigo. Por unas escaleras justo frente al museo, se encuentra Jade de rodillas junto a un inconsciente Johnny, cuya mirada está vacía y sin esencia. Ella dirige entonces su mirada hacia una dirección, justo donde se encuentran Múspell y Nifhleim. – ¿Qué le han hecho a mi amigo?

– Eso no tiene importancia. – Responde el villano, preparando una bola cenizosa. – Ya que deberías preocuparte por lo que te ocurrirá a ti…

– Vaya, hermano. – Interrumpe la mujer, con mirada sarcástica, a la vez que prepara una bola helada. – Me extraña que no quieras coquetear con ella.

– No es de mi tipo… – Dicho esto, ambos hermanos apuntan sus respectivas esferas hacia la adolescente. Esta última sólo se limita a abrazar a su amigo, con el fin de protegerlo.

 

– ¡DETENTE!

 

     Ambos villanos miran en dirección de la voz, encontrándose a la distancia con dos siluetas femeninas: Las Sailor Scouts. – No permitiremos que perturben a las personas que desean conocer más sobre la historia: Soy la Sailor Scout de la Tierra y la Naturaleza, quien lucha en pro de la vida y la biodiversidad. En nombre de la flora y fauna… ¡Prepárense para ser penalizados!

– Y yo soy la Sailor Scout del Agua y los Mares, y batallaré para proteger al mundo marino. ¡Ahora prepárense para sentir la energía del océano!

– ¿Eh? – Sailor Earth mira a su compañera, algo confusa. – ¿Y eso?

– ¿Qué te puedo decir? – Responde Ocean, con una gota tras su cabeza. – Lo he estado practicando durante días.

– Pues no suena tan mal.

– Basta de perder el tiempo en charlas. – Interrumpe Nifhleim. – Acabemos con esto. – Al decir estas palabras, ambos villanos arrojan sus esferas contra sus oponentes, quienes las eluden sin problemas, contratacando con sus técnicas especiales:

 

– Luz Elemental… ¡ILUMINA!

– Cristales de Hielo… ¡CONGELEN!

 

     Es una ardua batalla, provocando ligeros temblores en el área. Esto le preocupa a Jade, pues podrían dañar las cosas del museo, así que ella, como puede, arrastra a Johnny hasta el interior de la cafetería, dejándolo a cargo de sus compañeros de trabajo, para luego correr hacia el interior del museo y así poder proteger las antigüedades que están en exhibición.

 

***

 

     A algunos kilómetros del sitio de batalla, Sailor Twister se encuentra recorriendo rápidamente las calles londinenses, un tanto temerosa de no llegar a tiempo. Al rato ella puede ver a alguien familiar: – ¡Dark Knight!

– Al fin coincidimos, Sailor Twister. – En esto, él se dirige a Gaia, quien fue la responsable de alertarles. – Ve adelante. Intentaremos alcanzarte lo más pronto posible.

– De acuerdo. – Dichas estas palabras, la lechuza blanca alza el vuelo, batiendo las alas con mucha rapidez. Aguanten, jóvenes, ya la ayuda va en camino…

 

***

 

     El enfrentamiento continúa luego de largos minutos. Las chicas aún arrojan sus ataques contra sus oponentes. Éstos los eluden con facilidad, incluso Nifhleim sonríe llena de placer pues esta tarea le parece muy divertida, aunque su hermano muestra un rostro algo más serio, dirigiéndose a su hermana: – Estas mocosas son cada vez más fuertes. No debemos bajar la guardia.

– Si no fuese así, no sería divertido. – Responde la villana, con mucha calma.

 

     Sailor Earth prepara otra de sus técnicas, mirando a los Guardianes de Hela con mucha determinación. – ¡Regresen esa runa en este instante!

– ¿Y crees que voy a obedecerte? – Replica Nifhleim, llena de ironía. – No seas ilusa.

– Pronto llegarán refuerzos. – Añade Ocean. – No tendrán más opción.

– Yo siendo tú, no estaría tan segura de eso… – Entonces, la mujer señala en dirección al museo, pudiéndose ver en la entrada a un monstruo parecido a una momia de 2 metros de altura, fornida y quien tiene a alguien como rehén.

 

     Las adolescentes reclaman al unísono: – ¡JADE!

– N… No se p… preocupen por mí… – Dice la morena, apenas pudiendo hablar pues el monstruo le aprieta el cuerpo con fuerza. – P… por favor… A… ayuden a Jo… – No pudo terminar su frase, ya que la criatura la lleva más adentro del museo, pudiéndose escuchar un grito.

 

– ¡Esa fue una jugada muy sucia! ¿Lo sabían?

– Ellos son los villanos, Sailor Ocean. – Dice la scout de la naturaleza, con una minúscula gota tras su cabeza. – ¿Qué esperabas?

 

     Múspell sólo sonríe. – Ya nos hemos divertido lo suficiente, hermana.

– Tienes razón, Múspell. – Ahora la mujer mira a las chicas, con su mirada llena de complacencia. – Espero que se diviertan con Oman-Rah. ¡Hasta nunca! – Acto seguido, ambos hermanos desaparecen en una nube de humo, llevándose la runa con ellos.

 

     Las senshies intentan perseguirlos, pero otro grito las detiene, mirando nuevamente hacia el museo, llenas de preocupación por lo que le pudiera pasar a Jade, así que rápidamente ambas se dirigen hacia el lugar. Una vez adentro, ellas logran ver a la adolescente en un rincón, atada de pies a cabeza con vendas, quien al mirar a las guerreras se vuelve inquieta, como queriéndoles decir algo.

 

     Ocean empieza a correr hacia la muchacha, esta última se inquieta cada vez más. Por su parte, Earth mira por los alrededores del museo, con mucha desconfianza, para luego enfocarse en su prima. – Cuidado, Sailor Ocean: ¡Podría ser una trampa! – Apenas dijo esto, muchas vendas salen de la nada, intentando capturar a las Scouts, quienes apenas logran eludir tal ataque.

 

     Ambas miran por todas partes, atentas ante cualquier señal del enemigo. Tras Earth aparece una venda que se eleva sigilosamente cual serpiente, algo que nota la rehén, quien se mueve tratando de aflojar las vendas que la atan, logrando liberar su boca: – Sailor Earth: ¡Detrás de ti! – La scout atiende el llamado, esquivando rápidamente el repentino ataque del enemigo, para entonces mirar hacia arriba y encontrar al monstruo justo sobre una viga del techo, arrojando un sinnúmero de vendas contra las senshies. Ellas responden con sus técnicas, convirtiendo al recinto en una zona de batalla, así que Jade, la encargada del museo, mira con horror cómo muchas de las antigüedades, e incluso estructuras, son dañadas o simplemente destruidas, visión ésta que le causa mucho pesar.

 

     Un rato después, la criatura arroja más de sus vendas, pero esta vez un escudo hecho con aire en movimiento bloquea ese ataque: Han llegado Sailor Twister y Dark Knight. Aprovechando entonces el momento, mientras los demás se encargan de las criaturas, la senshi de la naturaleza se acerca a la cautiva y logra liberarla, para luego tomar su mano y ayudarla a levantarse. – ¿Estás bien?

– Sí. Muchas gracias.

– Sugiero que vayas a un lugar seguro. Nosotros nos encargaremos.

– No puedo hacer eso. – Responde la morena, con mucho pesar. – Debo quedarme…

– ¡Pero es muy peligroso!

– Por favor, entiéndeme… – Ahora la adolescente mira a Earth con sus ojos humedecidos, y casi le brotan sus lágrimas. – Muchas de estas antigüedades son tesoros invaluables, evidencia de una ancestral pero maravillosa cultura, y me duele no poder hacer nada mientras ese monstruo las destruye… Yo… tengo que…

 

     Súbitamente el lugar empieza a temblar un poco, pues la criatura ha arrojado una poderosa bola de energía contra sus oponentes, provocando que la estructura del museo se debilite mucho más, pudiéndose incluso observar muchas grietas. Segundos después Sailor Earth es empujada hacia un lado y cae de espaldas y, al reincorporarse, ella nota con horror cómo unos escombros cayeron justo sobre Jade… – No… ¡NO PUEDE SER!

 

 

 

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