20 - La venganza de Kyoko
CAPÍTULO 20
LA VENGANZA DE KYOKO - UN EXTRAÑO ACONTECIMIENTO
PJ y Lita se encuentran frente a la puerta, tratando de abrirla, pero sin éxito, luego escuchan esa risa malvada proveniente del interior, lo que es una señal de alarma. – ¡Hay que hacer algo! – Exclama la chica más alta, a lo que su amiga está de acuerdo. Ellas miran a June, quien sigue en shock, pues su hermana se encuentra allí dentro.
La joven Tatopolous se le acerca. – Escucha, algo raro ocurre allí adentro… ¡Por favor, ve por ayuda! – La chica asiente y se aleja corriendo, luego las demás miran a su alrededor, asegurándose que no hay ningún testigo, entonces ambas levantan sus henshies de transformación y gritan sus frases:
– Por el Poder del Cristal de Júpiter… ¡TRANSFORMACIÓN! – Lita es cubierta con un sinnúmero de descargas eléctricas, las cuales forman una especie de átomo a su alrededor, revelando así a una ya transformada Sailor Jupiter, en su habitual pose.
– Por el Poder de la Tierra… ¡TRANSFORMACIÓN! – PJ empieza a ser rodeada por una luz verde claro con forma de hiedra, la cual rodea su cuerpo donde se encuentra cada parte de su uniforme, el cual es revelado progresivamente. Luego una explosión de luces oculta a la joven de la vista, para finalmente ser revelada como Sailor Earth, mostrando su pose.
Una vez transformadas, Sailor Jupiter ejecuta su ataque especial: – ¡Centella Relampagueante de Júpiter! – Al decir esto, la puerta se parte en mil pedazos, pudiendo entrar ambas scouts al interior del salón, encontrando en el centro al espectro misterioso, quien ha estado absorbiendo las esencias de los presentes, aunque por suerte aún no había atacado a sus amigas, quienes yacen inconscientes, algo que enfurece mucho más a la senshi del trueno. – ¡Pagarás por esto!
– ¿Ah sí? – Pregunta la enemiga, riendo burlonamente. – ¿Y qué harás al respecto?
– ¡ESTO! – En el acto, ella ejecuta otro de sus ataques, esta vez contra la villana – Trueno de Júpiter… ¡RESUENA! – Pero el mismo es esquivado. – ¡No puede ser!
– Niña tonta… ¿crees que podrás vencerme?
– ¡Por supuesto que sí! – En esto, el espectro se vuelve a reír y desaparece en la sombra, provocando más a la senshi quien, ni corta ni perezosa, se dispone a ir tras ella. – Yo me encargaré de ella, Sailor Earth, tú cuida a las personas.
– De acuerdo. – Ella observa cómo su compañera desaparece, para luego acercarse a una de las víctimas. – Señor, señor, despierte señor. – No hay respuestas, así que lo intenta con otra persona, y otra, y otra, hasta llegar hacia sus amigas, intentando levantar a la pequeña líder scout. – Serena, Serena, por favor Serena, reacciona… – En ese instante puede oírse una peculiar risa malvada, para luego aparecer Astianacte frente a ella – ¿Quién eres?
– Mi nombre es Astianacte, mocosa. – Responde el villano, observando con detalle a la nueva scout – Me moría por conocerte, Sailor Earth.
– ¿Qué quieres de mí? – Pregunta la joven, apuntando su báculo hacia su enemigo. – ¿Qué esperas? ¡Contesta!
– ¡Huy pero que exigente! Descuida, sólo quiero una cosa de ti…
– ¿Qué cosa?
– ¡TU PODER! – En ese instante Kyoko aparece tras la senshi dispuesta a atacarla a traición, pero ella la elude con un rápido movimiento. – Debo reconocer que eres muy hábil. – Dice Astianacte, con una sonrisa irónica dibujada en sus labios. – Veamos por cuánto tiempo resistirás…
Instantáneamente, el salón se cubre de una densa nube, anulando la visibilidad de la senshi casi por completo. Ella simplemente se mantiene alerta, mirando por todas partes, apuntando su báculo hacia la nada absoluta. – ¿Dónde estará?
***
Hermócrates se acerca al trono, aún preocupado por su amo, pues su condición no es normal en él. – ¿Se encuentra mejor?
– Deja de hacerme tantas preguntas estúpidas.
– Pero amo, lo veo muy mal.
– Tonterías… – El regente oscuro se levanta, da algunos pasos, pero de repente sus piernas le tiemplan y él cae de rodillas, apoyando sus manos en el piso. El sátiro se le acerca a auxiliarle, pero Inferno lo rechaza. – ¡Dejame! No necesito ayuda…
– Vaya… El mismo Inferno de rodillas… – El misterioso hombre levanta su cabeza, mirando cómo frente a él aparece una mujer con largo vestido blanco grecorromano, de extenso y lacio cabello verde oscuro, ojos color rubí y una frívola sonrisa. – ¡Qué patético!
– Criseida… – Inferno se levanta, enojado por la presencia de esa mujer. – ¿Qué demonios haces aquí?
– Sólo cumplo órdenes de mi amo… Es todo.
– ¿Acaso te asignó como mi niñera? Qué estupidez.
– Jajaja, por supuesto que no. De hecho, el amo suele hablar muy bien de ti... – La mujer se acerca a Lord Inferno por atrás, hablando en voz algo baja. – Pero… el amo últimamente ha visto cosas que, digamos, no van contigo... Y eso le preocupa.
– Qué considerado… – Expresa el joven, con tono irónico. – ¿Y qué es exactamente lo que “le preocupa”? Pues si se trata de los ataques, mis súbditos han resultado ser unos inútiles.
– No me refiero a eso, además, el amo sabe lo idiotas que son ellos… – Entonces, ella le empieza a susurrar. – Lo que le preocupa es… tu acercamiento a esa joven…
Esas palabras palidecen al regente oscuro: Es cierto, últimamente ambos se habían sentido muy cercanos entre sí… demasiado, por lo que esa tarde en el templo secreto aprovechó la oportunidad para deshacerse de ella, no sólo porque se estaba volviendo muy impertinente y sus discusiones le provocaban dolores de cabeza, sino por las palabras dichas por el Oráculo de Delfos: “… hay muchas cosas que son demasiado evidentes, que están ante sus ojos, sólo que son tan distraídos que no se percatan de ello… O en realidad sí conocen la respuesta, más no quieren admitirla… La respuesta a una de tus dudas más grandes se encuentra justo frente a tus ojos, pero no lo reconoces por miedo.”
Él sabía que algo estaba pasando, sabía que esa joven debía marcharse cuanto antes, pues las cosas empezaban a salirse de control, no externamente, pues aún lograba mantenerse estable, sino internamente, dentro de su mente… Tal como la misma PJ se lo dijo. Él oyó toda la historia sobre Atlántida, algo que le causó mucho malestar y nostalgia, él se dio cuenta que la presencia de esa chica era mucho más significativa de lo que creía… Por eso tuvo que dejarla ir, por eso no quiso hablar más sobre ese asunto, por eso le aterra el hecho de que quien envió a Criseida, es decir, su propio mentor, tenga sospechas…
Inferno trata de mantener la compostura. – Estás delirando. Además, ya me deshice de esa molesta niña. Me tenía harto.
– Sí, claro, lo que tú digas. Al menos podré darle buenas noticias al amo… – Criseida se coloca al lado del regente oscuro, susurrándole al oído opuesto. – Te estaré vigilando… ¡Nos vemos! – En esto, ella camina hacia las sombras, desapareciendo de la vista de Inferno, quien simplemente está muy enojado: ¿Qué estará tramando?
***
Sailor Earth sigue buscando a su oponente, atenta ante el menor ruido o movimiento, andando igualmente con cuidado de no pisar a ninguna de las personas desmayadas. – ¿Dónde estará? – se pregunta la senshi, cuando de repente Kyoko le arroja una esfera de energía maligna, y esta vez apenas logró esquivarla. – ¡Ya basta de juegos! ¿Por qué no mejor vienes a enfrentarme, cara a cara?
– ¿Eso quieres? ¡Pues aquí estoy! – En esto, Kyoko emerge de la nube de humo, esta vez en posesión de un cuerpo: Se trata de una mujer de unos 24 años, alta y delgada, de cabello castaño claro y rasgos atípicos de la región… Ha poseído el cuerpo de la misma Christine Delacroix.
La scout de la naturaleza se enoja ante esta acción. – ¡Ella no tiene nada que ver en esto! ¡Libérala!
– ¿Y acaso crees que yo haría eso?
– ¡Si no lo haces por las buenas, yo misma lo haré! – En esto, Sailor Earth prepara su técnica – Luz Elemental…
– ¡No tan rápido! – Al decir esto, la poseída modelo señala a una dirección y, al mirar allí, PJ queda horrorizada pues en ese sitio yace Sailor Jupiter, inconsciente. – No entiendo qué ha ocurrido con tus otras amiguitas, pero… vamos a divertirnos antes de que ellas lleguen…
– ¡Esto no puede ser! – La joven está angustiada, y no es para menos: Ella está prácticamente sola en este enfrentamiento.
Esta vez, Astianacte es quien habla. – ¿Qué te pasa, Sailor Earth? ¿Acaso te comió la lengua el ratón? ¿Dónde está tu espíritu guerrero?
– Astianacte, eres un…
– Sí, sí, acepto cualquier halago. Kyoko: Encárgate. – Acto seguido, el villano desaparece, pudiéndose oír un “¡Hasta nunca, maldita scout!”.
Sailor Earth prepara de nuevo su técnica, pero sorpresivamente el espectro azul aparece y la rodea con una nube de gas: No la desmaya, pues no es su intención, simplemente la deja petrificada. – Te permito conservar tu consciencia para que observes cómo triunfa el Imperio de las Sombras… antes de tú morir…
– ¡Eso nunca! – La scout trata de liberarse, pero su cuerpo no responde, no hace el más mínimo movimiento, quedando indefensa ante tan poderosas oponentes. – Debo hacer algo, o ellas podrían asesinarme… – pensó.
Kyoko levanta su mano, generando una esfera negra para dispararla justo a su oponente: – ¡AHORA MORIRÁS!
De repente alguien salta sobre ella: Se trata de June, quien se aferra fuertemente al cuerpo de su hermana mayor. – ¡Deja a mi hermana en paz!
– ¡Aléjate! – Le grita Sailor Earth. – ¡Es muy peligroso!
– ¡No! ¡No mientras esa cosa esté controlando a mi hermana!
– Niña insolente… No tienes idea de con quien estás tratando… – Kyoko trata de zafarse pero le resulta muy difícil, ya que la adolescente está aferrada a ella con mucha fuerza así que se dirige a su compañera. – ¡Acaba con ella!
– ¡Será un placer! – El espectro azul se dirige rápidamente a la intrusa, dispuesta a matarla, ante la mirada de impotencia de Sailor Earth.
Entonces sucede algo inesperado…
El lugar empieza a iluminarse, adquiriendo tonalidades rosas. El espectro se detiene, enceguecido por tan descomunal brillo, mientras PJ aparta su vista para protegerse. Segundos más tardes ella vuelve a abrir sus ojos, viendo en el centro a June y su hermana siendo rodeadas por un aura rosa. Los dorados cabellos de la jovencita ondean con el viento, y sus ojos tienen un inusual resplandor, como si ella estuviese en trance.
Esta visión le causa mucha conmoción a la scout, pudiendo sentir una punzada en la cabeza, para luego ver, de repente, una imagen borrosa de sí misma y, tras ella, puede apreciar muchas siluetas femeninas, todas en anonimato.
De manera súbita ocurre otro evento mucho más inusual: Bajo los pies de la modelo aparece un círculo blanco, emergiendo de allí un sinnúmero de tréboles rosas, rodeando a ambas chicas, causándole mucho dolor a la mayor de ellas. – ¡¿Pero qué demonios has hecho?! – es lo que alcanza a decir Kyoko antes de ser prácticamente expulsada de ese cuerpo. En esto, las hermanas caen inconscientes.
La villana vuela a toda velocidad, dejando a su compañera. – ¡Kyoko! ¡Espera! – Al perder la concentración, el efecto del gas desvanece y Sailor Earth puede moverse otra vez, aprovechando la ocasión para lanzar su Luz Elemental, derrotando a su oponente.
Acto seguido la senshi de la naturaleza se acerca a su compañera. – ¡Sailor Jupiter!
– ¿Qué… pasa? – Ella se levanta rápidamente, colocándose en posición de ataque. – ¿En dónde está esa mujer?
– Descuida amiga, ya se ha sido.
– Ella me tomó por sorpresa. Por suerte lograste vencerla.
– Sí… por suerte… – Y mucha: Ella estuvo a punto de morir, pero prefiere reservarse esa información. – Sugiero que volvamos a la normalidad, antes de que los demás despierten.
***
10 minutos más tarde, los invitados empiezan a recuperar el conocimiento. Todos muestran mucha confusión, preguntándose qué había pasado y por qué aún hay gente desmayada.
Serena y las demás igualmente se despiertan. – ¡PJ! ¡Lita! ¿Qué ha ocurrido?
– Fue un ataque enemigo. – Responde la chica más alta. – Pero Sailor Earth se ha encargado de todo.
– Has progresado mucho, PJ – Acota Amy, notando que su amiga está algo distraída y, al parecer, no le presta atención a sus palabras. – ¿PJ?
– ¿Te ocurre algo PJ? – Pregunta Serena, acercándose a su compañera. – ¿PJ? – No hay respuestas, ella mira fijamente hacia otra dirección, en donde se encuentran las hermanas Delacroix.
Entretanto, uno de los organizadores se acerca a la modelo. – ¡Srta. Delacroix! ¿Se encuentra bien?
– Oh… mi cabeza. – Responde la mujer, apenas volviendo en sí. – ¿Qué ha pasado? No recuerdo nada. – En esto, ella mira a su hermana, quien aún sigue inconsciente. – ¡June! ¡Pettitte! ¡Despierta!
– Christine…
– Pettitte, ¿Qué te pasó? ¿Quién te hizo eso?
– No… lo sé… todo está en… blanco…
– Descuida, mon chérie, me alegra que estás bien… – Finalmente, ambas hermanas se abrazan.
Mientras las observa, PJ recuerda lo ocurrido momentos atrás. – Ese poder… juraría que lo he visto antes…
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