17 - Revelaciones

05.02.2013 19:39

CAPÍTULO 17

REVELACIONES

 

     PJ se acerca más a la misteriosa dama, muy sorprendida. – ¿El Oráculo de Delfos?

– Así es – Responde, con mucha calma. – Y vine aquí a ayudarlos a ambos en la búsqueda de sus respuestas.

– ¿Hablas en serio? – la mujer asiente. – Dios, tengo tantas dudas…

– Debo decirle que no todas tus preguntas serán contestadas.

– ¿Por qué no?

– Porque aún no estás lista para conocer las respuestas. Sin embargo, pronto las descubrirás por ti misma.

– Bueno, pero tal vez puedas responder esto: ¿Por qué me hablabas a través de mis sueños?

– Quería guiarte, y al final pude lograr mi objetivo, pues ya estás aquí.

– Sí pero… ¿tienen ellos algún significado en especial?

– Sólo piensa en todo lo que has visto hoy. Allí tendrás la respuesta.

– Veamos… – Ella piensa y recuerda el antiguo espejo y las altas columnas de esa gran habitación, notando una extraordinaria similitud del lugar con el salón que aparece en sus sueños. – Pues… tal vez… tal vez ya haya estado aquí.

– Continúa.

– Y… – Ella recuerda ese hermoso vestido que se veía puesto en su reflejo. – quizás… ese vestido sea algo que haya usado en mi vida anterior.

– Aja. ¿Lo ves? Tú misma diste con parte de la respuesta. Mi punto es que hay muchas cosas que son demasiado evidentes, que están ante sus ojos, sólo que son tan distraídos que no se percatan de ello… – Ella mira a Inferno, con una dulce sonrisa. – O en realidad sí conocen la respuesta, más no quieren admitirla.

– ¿De qué hablas? – El regente oscuro gira, dándole la espalda al Oráculo. – No digas tonterías.

– No lo niegues, joven. La respuesta a una de tus dudas más grandes se encuentra justo frente a tus ojos, pero no lo reconoces por miedo.

– ¿Miedo yo? Tonterías.

– Tal vez sea cierto. – Al decir esto, PJ se acerca a su captor y toma su mano derecha. Éste último gira su cabeza para verla, notando que ella lo observa muy detalladamente, justo a sus ojos color de plata. – Muchos dicen que los ojos son la ventana al alma. Y los tuyos me dicen que tu alma está sufriendo.

– Esto… es sólo una pérdida de tiempo. – Inferno se suelta de tan delicadas manos, luego se marcha silente y muy enojado, dejando confundida a la jovencita.

 

***

 

     Decenas de sombras salen disparadas hacia las outer senshies, entonces Sailor Saturn usa su guadaña para crear un escudo protector, el cual repele temporalmente a las criaturas. – Chicas: No podré detenerlos por mucho tiempo.

– Descuida, Saturn. – Responde Neptune, mientras arroja su técnica a un grupo de monstruos, de los cuales un par logran desaparecer… O eso parece, ya que, para sorpresa de todas, las criaturas que han sido partidas en dos por ese rayo aguamarina se han regenerado, pero esta vez surge una criatura de cada mitad.

 

     La senshi peliturquesa se queda estática, viendo con horror cómo los monstruos se multiplican cada vez que reciben un ataque. Entonces, un grupo de siluetas desaparece en el suelo sin que ella se dé cuenta, hasta que es tarde, ya que éstos aparecen justo donde está la guerrera de los océanos, atrapándola ante el asombro de las demás, en especial de Sailor Uranus: – ¡NEPTUNE!

 

     Esto provoca que Sailor Saturn mire hacia su compañera, distrayéndola por segundos, por lo que el escudo que ella invoca pierde fuerzas debido a la falta de concentración, así que las sombras que antes eran bloqueadas logran traspasarlo, lastimando seriamente a la pequeña scout.

 

     Entretanto, Astianacte sólo se limita a sonreír, lleno de satisfacción. – Este será su final, malditas scouts… ¡Jajajajajaja! – Luego desaparece en una nube de humo.

 

***

 

     El ambiente es menos alentador dentro de la espesa y negra niebla, pues las inner senshies están impotentes luego de haber probado muchas estrategias para rescatar a Sailor Moon, quien a su vez sería la clave para salvar a Sailor Venus sin necesidad de lastimarla; todas sin éxito, pues Kyoko ha resultado ser una villana muy difícil de derrotar. – ¿Qué les pasa? – Pregunta el espectro maligno, con una diabólica sonrisa. – ¿Acaso se quedaron sin ideas?

– Lo hemos intentado todo. – Comenta Sailor Jupiter a sus amigas en voz baja, asegurándose que Kyoko no la oiga. – Ya no sé qué hacer.

– No hay que rendirnos. – Exclama Mars, con mucha firmeza en su voz. – Nuestra misión como Sailors no es sólo proteger al mundo, sino a nuestra princesa.

– Raye tiene razón. – Acota Mercury, claramente agotada. – Por ahora queda seguir adelante. Ya se nos ocurrirá algo…

 

***

 

     PJ se queda callada y algo triste, ante la reacción de Lord Inferno. – No quería que esto pasara.

– Descuida. – responde la misteriosa dama. – Ya volverá.

– ¿Cómo puedes estar tan segura?

– Porque soy un oráculo, jovencita. Puedo ver el pasado, presente y futuro.

– Entiendo. Oye…

– ¿Sí?

– ¿Podrías decirme quién fui en mi vida anterior?

– Aún no es tiempo de que conozcas esa respuesta. Sin embargo, puedo hablarte un poco sobre tu lugar de origen.

– Eso me gustaría.

– Bien… Ven y acércate a la fuente. – La joven asiente y se acerca al objeto, del cual mágicamente brota un hilillo de agua cristalina, llenando la tina a tope, sorprendiendo así a la adolescente. – Quiero que mires el reflejo en el agua.

– Claro. – Ella acerca su rosto, observando su propio reflejo, para luego notar que éste tiembla un poco y desaparece, ya que la imagen ha sido reemplazada por una visión totalmente inesperada: Puede ver una gran ciudad, cuyos habitantes visten largas túnicas blancas, tal como en la antigua Grecia. – ¿Es esta la antigua civilización griega?

– No precisamente.

– Entonces esto es Roma. ¿Cierto?

– Tampoco.

– ¿Alejandría?

– Nada de eso. – Responde el Oráculo, con mucha dulzura, mientras la imagen es reemplazada por una vista a distancia de lo que parece ser una isla. – Esa es Atlántida.

– ¿Qué dices? – Pregunta la adolescente, muy sorprendida. – ¿Te refieres a la isla perdida de Atlántida?

– Veo que sabes sobre ella.

– Hay infinidad de mitos al respecto. Por Dios… ¡Realmente existió! Pero… ¿Cuándo? ¿Qué tan antigua es esta civilización?

– Muy antigua. Hablamos de unos 3000 años, es decir, 2000 años antes que el Milenio de Plata. – Acota el Oráculo, haciendo referencia a la época de la Reina Serenity, su hija Serena y el resto de las Sailor Scouts. – Esta es la razón por la que las demás Sailor Scouts son distintas a ti, pues pertenecen a distintas épocas.

– Si, tal como lo mencionó Gaia. Aunque debo admitir que mi traje luce más… moderno.

– Jajajaja. – Ese comentario le causa mucha gracia a la dama. – El hecho de que haya sido una época más antigua, no significa que sea anticuada. – Esto último lo dijo guiñando un ojo. – De hecho, Atlántida era muy avanzada para la época.

– Entonces yo nací allí, ¿no?

– En realidad no. – Responde la mujer, indicándole a PJ que mire otra vez el reflejo del agua: Ahora puede ver una vista aérea de Atlántida, y cerca de ella, en dirección norte, puede apreciar una isla más pequeña. – Esa es la Isla de Gea, llamada así en honor a su primera reina, y tu verdadero hogar.

– Asombroso… – La adolescente sigue mirando maravillada esas imágenes, esos hermosos paisajes que habían en su tierra natal, esas construcciones con columnas y techos de color marfil. Entonces ella nota que al sur de Atlántida hay otro grupo de islas, esta vez flotan en el aire, algo que la deja boquiabierta. – ¿Islas en el aire? ¡Esto es imposible!

– Tan imposible como un reino en la inhóspita luna. – Replica el Oráculo, guiñando un ojo de nuevo. – Sin embargo, allí están: Son las Islas Flotantes del Sur. En la más grande de todas se encuentra el Palacio de los 4 Vientos, el hogar de los reyes y reinas de esa región.

– ¿Y esa cueva? – Pregunta PJ, señalando una cueva en el centro de una pequeña isleta ubicada justo debajo de las flotantes, la cual está en medio de un mar con aguas de color azul cielo, lo que indicaba poca profundidad. – ¿Va hacia algún lado?

– Sí: Esa es la entrada al Reino de Acuática.

– ¿Podemos verlo?

– Con gusto. – En esto, la imagen cambia, mostrando ahora el interior de una enorme caverna submarina, la cual proporciona aire respirable para los habitantes de la región. En el centro de la misma puede verse una ciudad muy hermosa y brillante, con colores azules y corales, destacándose un enorme y lujoso palacio. La belleza del lugar deja a PJ en shock, quien no puede decir palabra alguna del asombro, así que la dama sigue explicando. – Así como Japón forma parte de Asia, todos los reinos que te mostré formaban el gran Continente Atlántico.

– Esto es… increíble. ¿Y era Atlántida autosuficiente?

– Como dije, ellos tenían tecnología avanzada, lo que les daba muchas ventajas. Sin embargo, eso no impidió que tuviesen relaciones con algunos reinos de otros continentes. – Entonces, el agua de la fuente empieza a moverse como si hubiese caído una piedra, luego la imagen desaparece, siendo reemplazada por el reflejo de PJ. – Por ahora esto es lo que necesitas saber. El resto lo descubrirás pronto, cuando llegue el momento justo.

– Es más de lo que esperaba. Muchas gracias por todo.

– ¿Atlántida, eh? – Ambas giran en dirección a la voz, encontrando a Lord Inferno parado cerca de la entrada del cuarto, cruzado de brazos y apoyando su espalda en la pared. – De todas las tonterías que he oído, esta es definitivamente la más grande.

– No son tonterías – Reclama la adolescente, acercándosele. – Si te hubieses quedado, lo habrías visto todo… era un lugar sencillamente extraordinario.

– No me interesa.

– Sé que mientes… sé que te interesa todo esto, de lo contrario ni siquiera estuvieses aquí.

– ¡Escúchame...!

– ¡No! ¡Tú escúchame a mí! – PJ cambió el tono de su voz a uno más firme y colérico, pues ya ha perdido la paciencia. – Tienes un desorden de personalidad descomunal producto de un conflicto interno, justo dentro de tu cabezota – esto lo dice mientras se toca varias veces la sien con el dedo, con mucha fuerza, – dices poder gobernar todo un reino, pero ni siquiera eres capaz de definir qué demonios es lo que quieres… Te haces el duro y el fuerte, pero no enfrentas tus propios temores… ¡Eres sólo un cobarde!

– Eres una… – Inferno toma a su cautiva por sus ropas, colocándola justo frente a él, mostrando mucha cólera a través de sus ojos color de plata.

 

     Ella no se inmuta ante tal acción, su furia no se lo permite. – ¿Cuál es el miedo? ¿Por qué no simplemente das la cara? – Esto enoja más al regente oscuro, quien con su mano libre desenvaina su espada. – ¿Qué? ¿Acaso piensas matarme?

– No me obligues…

– Si crees que matarme es la solución a tus problemas, entonces adelante, ¡hazlo! Pero sabes muy bien que tengo razón. – Ella no cierra sus ojos, sólo se limita a observar la plateada mirada de su captor notando mucha confusión interior, muchos conflictos que deben estar ocurriendo dentro de su mente.

 

     Inferno suelta su arma, luego a la joven, dándole la espada. – ¿Por qué te entrometes en mi vida? ¿Por qué le das tanta importancia a todo lo que me sucede?

– Por algo que tú mismo me dijiste: Me has conducido a tu bizarro mundo…

– Eso no te da derecho a…

– ¿A decirte la verdad? – PJ está muy nerviosa, ya que era la primera vez que reaccionaba de forma tan violenta, aun así trata de mantenerse firme y no mostrar debilidad alguna ante ese confundido hombre. – La verdad sí, pues tú mismo me has obligado a esto…

– No permitiré que… ¡Aaaarg! – En forma súbita, el regente oscuro empieza a sufrir de un fuerte dolor de cabeza, cayendo de rodillas, colocándose ambas manos sobe el casco en señal de sufrimiento intenso.

 

     Proserpina se arrodilla frente a él, esta vez llena de preocupación. – ¿Estás bien?

– ¡DÉJAME!

– ¡NO! – Ella se le acerca más, colocando una mano sobre la espalda de su captor, preocupada por tan repentino dolor. Éste sólo la evade, aun quejándose. – ¡No seas tonto! ¡Déjame ayudarte!

– ¡No quiero tú ayuda!

– ¡Qué necio eres! – En esto, Inferno extiende un brazo hacia la pared más cercana, y en su mano aparece una especie de esfera oscura, pudiéndose igualmente ver una figura en la pared, la cual se agranda hasta tomar una forma oval. – ¿Y esto?

– Este portal te… conducirá… a tu mundo…

– ¿Acaso estás liberándome? – En esto, el hombre grita una vez más de dolor. – ¡Inferno!

– ¡Déjame en paz! ¡VETE!

– Haz lo que dice.

– ¿Qué dices? – PJ encara ahora a la misteriosa dama, algo confundida por lo que acababa de decir. – ¿Y dejarlo así? ¡Está sufriendo!

– No te preocupes: Él se pondrá bien. Quienes realmente te necesitan son tus compañeras Scouts.

– ¿Mis compañeras? – Ahora la joven está en shock, sintiéndose peor que antes. – ¿Qué les ocurre?

– Se enfrentan a un enemigo muy fuerte. Sólo tú puedes ayudarlas. Ahora vete, yo cuidaré de él.

– Bien. – En esto, la adolescente mira a su captor, quien aún sufre del dolor de cabeza. Ella se siente un poco mal al dejarlo en ese estado, pero sus amigas la necesitan también, y esa es la única oportunidad que tiene para salir de esa prisión, así que se le acerca, se arrodilla frente a él y toma una de sus manos. – No quise que esto terminara así, Inferno… Cuídate mucho… – Entonces y por instinto, ella besa tiernamente esa gran mano, luego se levanta y finalmente entra al portal.

 

     El camino es largo, estrecho y muy oscuro, rodeado por una nube de humo que lo envuelve en forma de espiral. PJ recorre el lugar con determinación y mucha decisión transmitida a través de sus dulces ojos color esmeralda. Resistan amigas… ¡Ya voy en camino!

 

 

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