01 - El primer dia de clases
CAPÍTULO 1
EL PRIMER DÍA DE CLASES
Lunes 10 de septiembre, 7:12am.
Es una fresca mañana en la ciudad de Londres, Inglaterra. Los árboles empiezan a adquirir tonalidades otoñales, el sol ilumina la cara este del icónico Big Ben y las personas salen de sus casas para iniciar su día laboral, mientras los niños y adolescentes acuden a sus respectivos colegios ya que es su primer día de clases.
Alguien se dirige hacia una residencia, modesta pero muy acogedora, la cual conserva el estilo clásico londinense. Esa persona se para frente a la puerta, toca el timbre y espera a ser recibida por sus propietarios.
Entretanto en el piso superior, concretamente en la habitación más al norte, se encuentra una joven de estatura media, (1,68m o 5’6”). Es delgada, tiene piel pálida, expresivos ojos color esmeralda, largo cabello castaño recogido en una media cola de caballo, a excepción de un par de largos mechones que caen a cada lado de su frente. Ella viste el uniforme de su colegio, el cual consiste en una camisa blanca de puño, chaleco gris, corbata rojo oscuro, chaqueta azul rey y falda a cuadros azules y grises, medias de color blanco y hasta las rodillas, y lustrosos zapatos negros. Tiene 17 años de edad.
Alguien toca su puerta. – Adelante.
– Buenos días, hija. – Dice una mujer mientras se asoma por la puerta. Es un poco más alta que su hija, de ojos azules y cabello rubio oscuro. – Ya han venido por ti.
– Enseguida bajo. – Responde la jovencita, mientras guarda sus cosas en una mochila de color verde bosque.
Un par de minutos después ella baja las escaleras, va a la sala y… – ¡HOLA PJ!
Repentinamente aparece frente al frente suyo una chica de su misma edad, aunque mucho más alta (1,72m o 5’8” de estatura). Su piel es pálida, aunque está algo tostada por la constante exposición al sol de playa, ya que ella es procedente de Sidney, Australia. Tiene largo cabello de color azul naval, sujeto en forma de moño, y sobre su frente tiene un desaliñado y abundante flequillo, el cual oculta un poco sus ojos de color aguamarina. La chica viste un uniforme similar al de PJ. A ellas se acerca un chico de unos 20 años, mucho más alto, con piel igualmente bronceada, cabello marrón claro y ojos color café.
La pelicastaña coloca una mano sobre el pecho, ya que la aparición sorpresiva de esa chica la puso muy nerviosa. – ¡Marina! Sabes bien que no me gusta que me hagan esas cosas.
– Oh, vamos prima – dice la sonriente peliazul – sabes que sólo estoy jugando.
– Pues un día me provocarás un infarto.
– Eres demasiado joven para eso. Por cierto, Scott nos llevará al instituto.
– Ah, cierto, hola Scott.
– Hola…
– ¿Y dónde están los gemelos? – pregunta Marina, mirando por todas partes. – ¿Ya se fueron?
– Así es. – Responde la mujer. – Se fueron con su padre.
– ¿Te llevamos al trabajo, mamá?
– No te preocupes hija, iré con un colega de la universidad.
– Pues en ese caso… ¡ANDANDO! – Dice la chica de ojos aguamarina, literalmente empujando a PJ. – ¡Adiós tía Johanne!
– Adiós chicos. – Responde la mujer, con una gota apareciendo justo tras su cabeza. Acto seguido, el trío de jóvenes abandona el recinto, se sube a un jeep conducido por Scott y empiezan a recorrer las calles londinenses.
***
El semáforo muestra la luz roja. El auto de Scott debe detenerse en la esquina para esperar la luz verde. Entretanto, las chicas miran hacia un lado, enfocándose en un edificio alto y un poco antiguo, en cuya fachada puede verse un anuncio de inauguración. Entonces Marina empieza a hablar. – Vaya, no creí que reutilizarían este viejo edificio.
– Hotel Restaurant Bifrost. – Añade PJ mientras lee el anuncio. – Abrirá sus puertas este 23 de Septiembre. Ofertas por inauguración.
– No han remodelado su fachada, aunque me imagino que sí han trabajado en su interior.
– Puede ser por publicidad. – Interrumpe el joven. – Ya sabes, conservar esa apariencia clásica puede ser muy atrayente.
– O muy intimidante… – concluye la peliazul. – Parece un hotel embrujado.
En esto, el semáforo cambia a luz verde, así que el auto arranca, continuando su camino al colegio de las adolescentes.
***
Un grupo de personas se encuentra trabajando dentro de las instalaciones del Hotel Bifrost. Entre ellos se encuentra un hombre de elevada estatura, piel clara, ojos de color violeta y cabello de un púrpura tan oscuro que es fácilmente confundible con el negro. Él se dirige hacia el área del sótano, llegando frente a una puerta cuyo cartel dice “Peligro: Sólo personal autorizado”, así que el sujeto ingresa a su interior.
La puerta queda nuevamente cerrada, y de repente surge una especie de brillo multicolor de su interior…
***
7:48am.
Las adolescentes llegan a su destino: La Academia Internacional, la cual es una preparatoria privada construida en las afueras de Londres, cuya majestuosa arquitectura es al estilo del Barroco, en medio de verdes campos en los cuales pueden apreciarse canchas de fútbol y tenis, incluso si se quiere se puede practicar equitación. Su interior es mucho más impresionante, pues tiene un enorme patio central circular, con grandes pasillos y escaleras a su alrededor, los cuales conducen a las distintas aulas de clase. La construcción más destacable es el campanario: Una elevada torre en la que puede verse un reloj, teniendo en su interior 2 enormes campanas de bronce, muy antiguas.
El ingreso a ese colegio se lleva a cabo de manera selectiva, además de ser sumamente costoso. PJ pudo entrar gracias a una beca proporcionada por la universidad donde su madre trabaja como profesora (y trabajaba como investigadora durante su juventud, antes de conocer a Mikos y mudarse a Grecia), la cual le cancela la mitad de la matrícula. Con respecto a Marina, su padre trabaja en una prestigiosa empresa, así que aunque no sean millonarios, él gana lo suficiente para poder cubrir ese costo sin problemas.
Un poco más atrás existe otra construcción, más pequeña que la principal, la cual se utiliza como dormitorios para todos aquellos estudiantes pertenecientes a los programas de intercambio, en cuya planta baja se encuentra el comedor principal del colegio.
PJ queda sencillamente maravillada. – ¡WOW! ¡Este lugar es precioso!
– Sí que lo es. Y los profesores son geniales, bueno, al menos los del año pasado, pero lo mejor de todo es su biblioteca. – Al decir esto, a Marina se le iluminan los ojos, ya que ella es una asidua lectora. – Tiene tantos libros que cuando quiero leer algo nunca sé cuál escoger.
– ¡MARINA! – Ambas dan la vuelta y miran a Scott, quien se acerca y le entrega a la peliazul un estuche pequeño y de color azul marino. – Lo has vuelto a dejar en el auto.
– Oh cielos, casi olvido mis gafas de lectura. Gracias hermano.
– Por nada, y procura no ser tan distraída. – El joven da la vuelta y se dispone a irse, pero en esto una chica desconocida cae encima suyo: Ella es de la misma edad que PJ y Marina, aunque algo más baja (1,63m = 5’4” de estatura). Su piel es de color canela claro, su cabello es rojo, liso y hasta la altura de su pecho, y no tiene flequillo, sólo un par de pequeños mechones que caen a lo largo de su frente. Sus ojos son pequeños, de color ámbar, y viste el mismo uniforme del colegio.
La pelirroja mira a Scott, un poco apenada. – Oh, perdón. Creo que tropecé con alguna piedra.
– No hay problema. – Responde el chico, sintiéndose un poco incómodo por la manera en que ella le observa. – ¿Estás bien?
– Sí, no me pasó nada.
– Me alegro… Debo irme o llegaré tarde al trabajo. – Dicho esto, él sale corriendo hacia su jeep, lo enciende y arranca en el acto.
La desconocida observa el auto que se aleja, colocando ambas manos sobre su sonrojado rostro, suspirando. Marina decide intervenir. – Oye, no te conozco, pero me da la impresión de que hiciste eso a propósito.
– Claro que fue a propósito – responde la joven, acercándose a las primas. – Es una manera muy efectiva de conseguir citas.
– Pero no has conseguido ninguna cita con mi hermano.
– Eso por ahora. – Ella se coloca entre ambas chicas y, muy confianzudamente, coloca sus brazos sobre sus hombros. – Se trata de estrategia y precisión, o de lo contrario acabarían saliendo con unos cretinos.
– No lo había pensado de esa forma.
– Por supuesto que no. Tal vez luego les enseñe un par de trucos. Por cierto, mi nombre es Phoebe.
– Yo soy Marina y ella es mi prima PJ.
– Conque primas, ¿eh? – Phoebe se enfoca en la pelicastaña. – Oye, pareces tímida. Si quieres te ayudo a conseguir una cita.
– Pero yo ya tengo novio.
– ¿En serio? – Ahora, ella pone una mirada de insinuación. – ¿Y es guapo?
– Pues... - La adolescente se sonroja - Sí... Mucho.
– ¡BIEN POR TI! – Dicho esto, ella le da un espaldarazo a PJ, pero ha sido tan fuerte que la tumba al suelo. En esto se empiezan a escuchar las campanas: Son las 8:00am.
Una vez dentro del recinto, el trío de chicas revisa el listado de alumnos publicado en las carteleras: Todas ellas compartirán el mismo horario.
***
Han pasado algunas horas. Las chicas se encuentran en ese momento en clases de literatura.
PJ está cerca de la ventana, ubicación ésta que le encanta ya que desde allí puede admirar el grandioso paisaje, aunque ahora está atenta a las instrucciones del profesor. De repente, ella siente algo extraño, así que da la vuelta y puede observar a una estudiante caminando sola en el campo, quien mide 1,60m (5,3”) de estatura, es delgada, con piel muy pálida, grandes ojos color azul celeste, abundante cabello blanco con reflejos azules, el cual lo tiene recogido en dos coletas, y sobre su frente cae su coqueto flequillo.
Entonces una sombra aparece a cierta distancia de la chica, emergiendo algo muy lentamente, pues no quiere hacer ningún ruido. Esto alarma a PJ, quien enseguida levanta su mano. – ¿Prof. Smith?
– ¿Sí? – Responde el tutor, quien daba lecciones sobre Shakespeare. – ¿Se le ofrece algo, Srta. Tatópolous?
– Disculpe, ¿puedo ir al baño?
– Sí, por supuesto.
– Muchas gracias. – Dicho esto, la joven se levanta y rápidamente abandona el salón, bajando por las amplias escaleras hasta la planta baja, recorriendo el gran patio central para abandonar el recinto y dirigirse hacia el lugar donde está esa estudiante.
Cuando llega al sitio, puede ver a distancia que una especie de golem negro casi ha salido completamente de esa sombra, y más adelante la chica observa el paisaje, ignorando a la criatura que está tras ella, así que PJ saca de su bolsillo una especie de tubo pequeño, de color negro, en cuyo extremo puede verse una esfera de color verde degradado, en la base de la esfera surgen dos alas negras, en la parte superior tiene una estrella verde claro, y en el centro de la misma puede verse un símbolo, y grita la siguiente frase: – Por el Poder de la Tierra… ¡TRANSFORMACIÓN!
Y nada ocurre…
PJ queda estática y confundida. – ¿Por qué no me he transformado? – pensó, así que decide intentarlo otra vez: – Por el Poder de la Tierra… ¡TRANSFORMACIÓN! – Y de nuevo, no ocurre nada, aunque ella nota que el símbolo de la Tierra en su ítem ha sido reemplazado por otro totalmente diferente, el cual brilla cada vez que la joven intenta transformarse. – Esto no puede ser… ¡No puedo transformarme! – Entonces se oye un grito: El monstruo está a punto de atacar a esa estudiante.
Una piedra golpea la cabeza de la criatura. Ésta da la vuelta y nota la presencia de la griega, quien tiene una roca en su mano, la cual le es arrojada y esta vez golpea entre sus ojos rojizos, así que el muy enfadado golem empieza a perseguir a la adolescente.
La joven Tatópolous recorre las instalaciones del colegio, arrojando todo a su paso para crearle obstáculos a su atacante, aun preguntándose qué significará ese símbolo en su ítem de transformación y por qué le impide convertirse en una guerrera. Llega al gimnasio cubierto, viendo cómo la criatura destroza todo a su paso: Aros de basketball, equipo deportivo, muchos balones de todo tipo…
Ella da pasos hacia atrás, tratando de no perder de vista al monstruo, pensando en cómo detenerlo, pero entonces la chica se tropieza con algunas pelotas de pingpong y cae, quedando vulnerable. – Oh no… si no hago algo, esa cosa va a… – En esto, algo golpea a la criatura: Es la estudiante que iba a ser agredida, quien atacó con un bate de baseball (el cual se rompió). Éste quedó aturdido el tiempo suficiente para que PJ tomara unas cuerdas y lo atase, mientras la otra chica sigue golpeándolo; al rato pueden oírse muchos pasos cerca del área, así que al monstruo no le queda más remedio que desvanecerse. Acto seguido aparece un grupo de vigilantes, pero ya no había nada…
***
PJ y la otra estudiante han sido enviadas a la enfermería escolar para revisarlas y asegurarse que no han sufrido herida alguna. Allí dentro, ambas se encuentran sentadas sobre sus respectivas camillas y, mientras esperan a la enfermera, deciden charlar un poco, siendo la desconocida la primera en hablar. – Muchas gracias por salvarme, aunque eso fue demasiado arriesgado
– Lo sé, pero no podía quedarme de brazos cruzados. Pero dime: ¿qué hacías allí afuera en plena hora de clase?
– Es que la profesora de ciencias tuvo que irse por una emergencia familiar, así que decidí aprovechar el momento para tomar un poco de aire fresco. – Ella estira su mano derecha, sonriente. – Soy Aurora.
– PJ. – Responde la griega, estrechando la mano. En esto llega la enfermera.
***
Es de tarde. PJ llega a su casa, siendo recibida por su madre, quien había vuelto de trabajar un par de horas atrás. – Hola, PJ. ¿Qué tal tu primer día de clases?
– Me fue bien, mamá.
– ¿Estás segura? Pues, tienes cara de tristeza.
– No es nada, no te preocupes. Sólo estoy algo cansada. Mejor iré a mi habitación.
– Como quieras.
Ella sube lentamente las escaleras, ingresa a su cuarto, coloca la mochila verde bosque sobre el escritorio y literalmente se lanza sobre la cama, pensando en todo lo que pasó, tomando su ítem de transformación para observar el extraño símbolo que hay en él. Al rato una lechuza grande y estilizada, de plumaje blanco con algunas manchas negras y grises, y ojos de color dorado, aparece por la ventana para posarse al lado de la jovencita, acurrucándose a su lado, luego procede a hablarle. – Buenas tardes, joven PJ. ¿Qué tal estuvo el colegio?
– Nada mal, pero…
– ¿Pero?
– Gaia, algo raro le ocurre a mi pluma de transformación. Siento como si su poder estuviese de alguna forma bloqueado.
– ¿Qué cosa? ¿Es cierto lo que dice?
– Sí. Hoy apareció una criatura extraña e intenté detenerla.
– Espera. – Interrumpe el ave – ¿Una criatura? ¿Crees que se trate de un nuevo enemigo?
– Eso me temo… Y lo peor es que no podré convertirme en Sailor Earth… – Esas palabras sencillamente dejan a Gaia en shock: Si PJ no puede transformarse… ¿qué harán a partir de ahora?
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